Obsolescencia programada
Nosotros los seres humanos estamos
condenados a vivir un constante cambio dentro de todos los ámbitos en los que
nos desarrollamos, tanto social, político, económico y cultural. Los seres
humanos nos encontramos en un universo propenso a los fenómenos, a poder
combatirlos o aliarse a ellos. Pensamos que podemos ser afectados o incluso
morir por causa de fenómenos naturales, políticos o enfermedades, pero no nos
ponemos a pensar ni somos consientes que existe un fenómeno muy poderoso y
peligroso que abarca y se desarrolla en muchos de estos ámbitos y en otros no
mencionados como lo económico y cultural, esta es la obsolescencia programada,
el motor secreto de nuestra sociedad de consumo en la que nos encontramos
ahora. El crecimiento económico marca tres instrumentos fundamentales para su
existencia y poder constante en la vida presenta de las personas, estas son: la
publicidad, la obsolescencia programada y el crédito. La segunda y la más
completa es la obsolescencia programada que convierte a la vida cotidiana en un
estilo de vida despilfarrador, sobretodo los países bastante desarrollados.
Tomando en cuenta que habitamos y nos desenvolvemos a diarios en una sociedad
de crecimiento y total despilfarro hay que comprender las razones de porqué
nombrarla así. Hay distintas maneras de poder decirlo pero todas se reducen a
algo solo, el poder y control de la economía en nosotros.
La obsolescencia programada no es
inactiva y no es pasiva tampoco es un sistema y un círculo vicioso que tiene
como objetivo crear un consumidor insatisfecho, con el mismo producto que ha
disfrutado por un determinado periodo, la pregunta es cómo, pues la respuesta
no es tan complicada y más bien es cruda. Las empresas, industrias compañías y
tal crean productos más frágiles que vienen con una vida limitada, es decir
vienen programados para dañarse y dejar de funcionar en cualquier momento, con
la idea de que el consumidor no sepa nunca que paso y tampoco obtenga ninguna
garantía o repuesto por el gasto de su compra. Los productos vienen diseñados
para morir y de esta manera controlar al consumidor haciendo que este venda de
segunda mano el producto ya no deseado y dañado y que compre lo más nuevo con
la imagen más nueva posible.
Lograr que el consumidor compre cosas que no necesitan, el deseo de poseer algo más nuevo o antes a lo necesario, crear e inventarse necesidades que aun no existen. Es importante preguntarnos de donde surge todo este tema de la obsolescencia programada, y la respuesta es aun más interesante. La obsolescencia programada surgió igual que la producción en masa junto a una sociedad de consumo. Todo parte de una bombilla de luz, la primera víctima de la obsolescencia programada. Los focos que eran elaborados a finales de los años 80 y comienzos de los años 90, tenía una larga vida, casi infinita, como el caso de una bombilla que ha permanecido encendida desde 1901 hasta la actualidad, como aquellos pensamientos clásicos acerca de que las cosas elaboradas a mano, por uno mismo y para uno mismo son mucho mejor que todo lo que te venden, pero lamentablemente no siempre se conservó ese pensamiento, al observar que las bombillas eran utilizadas por toda la gente y se habían convertido en un elemento indispensable para la iluminación del hogar, las industrias y empresas empezaron a cranear, disponiendo elaborar bombillas reduciendo su tiempo de vida, empezaron por 2,500 horas y terminaron reduciendo su periodo a menos de 1,500 horas. Cuando empezaron a reducir su calidad, los comerciales fueron elaborados por su puesto con fines propagandísticos, hacer conocer su marca, que la gente la reconozca y resaltar las cualidades de su producto, en este caso las horas extras que traía. No había nada que hacer se había establecido una nueva norma, la corta vida de los productos, la marca de vida en su fabricación. Incluso existían multas para aquellas personas quienes no cumplían la norma. Empezaron a tener máquinas para las demandas que había, la economía se aceleró y la gente empezó a comprar por diversión más no por necesidad, todo resulta un juego económico, subió la producción en masa, bajaron los precios y los productos fueron más accesibles a los consumidores.
Lograr que el consumidor compre cosas que no necesitan, el deseo de poseer algo más nuevo o antes a lo necesario, crear e inventarse necesidades que aun no existen. Es importante preguntarnos de donde surge todo este tema de la obsolescencia programada, y la respuesta es aun más interesante. La obsolescencia programada surgió igual que la producción en masa junto a una sociedad de consumo. Todo parte de una bombilla de luz, la primera víctima de la obsolescencia programada. Los focos que eran elaborados a finales de los años 80 y comienzos de los años 90, tenía una larga vida, casi infinita, como el caso de una bombilla que ha permanecido encendida desde 1901 hasta la actualidad, como aquellos pensamientos clásicos acerca de que las cosas elaboradas a mano, por uno mismo y para uno mismo son mucho mejor que todo lo que te venden, pero lamentablemente no siempre se conservó ese pensamiento, al observar que las bombillas eran utilizadas por toda la gente y se habían convertido en un elemento indispensable para la iluminación del hogar, las industrias y empresas empezaron a cranear, disponiendo elaborar bombillas reduciendo su tiempo de vida, empezaron por 2,500 horas y terminaron reduciendo su periodo a menos de 1,500 horas. Cuando empezaron a reducir su calidad, los comerciales fueron elaborados por su puesto con fines propagandísticos, hacer conocer su marca, que la gente la reconozca y resaltar las cualidades de su producto, en este caso las horas extras que traía. No había nada que hacer se había establecido una nueva norma, la corta vida de los productos, la marca de vida en su fabricación. Incluso existían multas para aquellas personas quienes no cumplían la norma. Empezaron a tener máquinas para las demandas que había, la economía se aceleró y la gente empezó a comprar por diversión más no por necesidad, todo resulta un juego económico, subió la producción en masa, bajaron los precios y los productos fueron más accesibles a los consumidores.
Desde este punto podemos darnos cuenta
de cómo la obsolescencia se vuelve un negocio y da muchos frutos a la economía
de un país. Los políticos lo que quieren y siempre han querido es que las
personas estén en constante consumismo porque ese es lo que hace girar y
potencializa la circulación de dinero que necesita la economía para existir.
Empezar a crear productos destinados a dañarse resultó desde un principio una
“buena” estrategia para robar a la gente, hacerlos dependientes al consumismo,
que sea indispensable volver a comprar otra bombilla cuando la anterior se
gaste y así sucesivamente, haciendo de la obsolescencia programado algo tan
cotidiano que resulta muchas veces visto como algo común, pero en realidad no
lo es, nos estamos enfrentando a un poderoso monstruo que es creado y
alimentado por uno de nosotros, con tal de enriquecerse cada vez más y
empobrecer no solo el bolsillo de las personas al final sino también su
coeficiente y desarrollo intelectual. Gira todo en torno a un manejo económico
que se rige a ciertas políticas empresariales donde según códigos de ética de cualquier
rama es contradictorio realizar una actividad que pueda perjudicar a alguien
más y la actividad económica no solo ha perjudicado sino que ha condenado a la
humanidad, la ha condenado a una vida llena de banalidades y superficialidades.
Productos y servicios que se dedican a ayudar a aumentar el ocio y todo lo que
puede generarle placer a una persona, como lo son los lujos, a los cuales
muchas veces con ignorancia la gente los confunde o pretende asimilarlos con
necesidades.
Todo es un círculo vicioso, si no hubiera moneda, no hubiera economía, si no existiera economía no se movería el mundo debido al sistema al cual pertenecemos y si no hay movimiento empiezan los problemas sociales, no existirían productos, industrias, diseñadores, arquitectos ni jardineros. Si nos vendieran productos que sirvieran para siempre, sin tener la necesidad de renovarlos cada cierto tiempo gastaríamos menos, la economía pierde fuerza en la circulación de dinero y empobrece. A la obsolescencia programada no le basta con reformar procesos productivos sino plantearnos una economía y valores.
Todo es un círculo vicioso, si no hubiera moneda, no hubiera economía, si no existiera economía no se movería el mundo debido al sistema al cual pertenecemos y si no hay movimiento empiezan los problemas sociales, no existirían productos, industrias, diseñadores, arquitectos ni jardineros. Si nos vendieran productos que sirvieran para siempre, sin tener la necesidad de renovarlos cada cierto tiempo gastaríamos menos, la economía pierde fuerza en la circulación de dinero y empobrece. A la obsolescencia programada no le basta con reformar procesos productivos sino plantearnos una economía y valores.
Bernard London le dio un
giro al significado de la obsolescencia programada y su intervención dentro de
la sociedad. London decía que después de la profunda recesión mundial que
sufrió Estados Unidos por la crisis de Wall Street, la única solución a este
problema era hacer obligatoria la obsolescencia programada, que todos los
productos tuvieran una vida limitada y el resultado de esto sería una gran
efectividad por parte de las fábricas debido a que estas seguirían produciendo,
la gente consumiendo y así habrá trabajo para todos. En fin, nunca se aplicó
este tema, la obsolescencia seguía siendo un secreto, una especie de tabú, de
un engaño hacia las personas, pues así parecía dar mejores resultados.
El crecimiento de la obsolescencia programada no solo dependía de la misma sino de nosotros como potenciadores de este fenómeno. La sociedad de los años 50 marcó la sociedad actual más aun cuando la gente se empezó a preocupar y fijar más en el aspecto de las cosas, prestaban atención a lo bonito y moderno, dejándose cegar por la novedad o “comodidad” entre comillas. Las fábricas y empresas como generadoras de una bomba de tiempo ambiental y social, indudablemente capaz de causar un daño global muy grande.
El crecimiento de la obsolescencia programada no solo dependía de la misma sino de nosotros como potenciadores de este fenómeno. La sociedad de los años 50 marcó la sociedad actual más aun cuando la gente se empezó a preocupar y fijar más en el aspecto de las cosas, prestaban atención a lo bonito y moderno, dejándose cegar por la novedad o “comodidad” entre comillas. Las fábricas y empresas como generadoras de una bomba de tiempo ambiental y social, indudablemente capaz de causar un daño global muy grande.
Dentro de los impactos
sociales del cual este fenómeno vuelve a ser culpable es acerca de los daños
ambientales, comenzando por la construcción de carreteras o el inconsciente uso
del transporte, el gasto de petróleo y dinero. Por una razón incluyo estos problemas dentro
de lo social, porque tomamos en cuanta que una parte de la población del mundo
es feliz y disfrute ingenuamente de la obsolescencia programada y otra parte
del mundo está gastada e inundada de consecuencias de la obsolescencia
programada, donde antes era un río donde los niños podían jugar hoy en un
basurero y esto definitivamente si afecta la formación social de una persona,
las maneras de actuar y desenvolverse en su propio ambiente y estos casos son
los menos tomados en cuenta, tan solo porque ahí atrás ahí millones de
consumidores manipulados y dependientes del consumo activo dispuestos a pagar
lo que sea por mostrar que tienen un poco más que otros. Esto es porque se
produce un constante flujo de residuos electrónicos que acaban en países del
tercer mundo, declarados como productos de segunda mano. Estos residuos afectan
a la vida de seres vivientes, tanto animales como insectos y plantas que son
eliminados por un capricho económico y político porque detrás de todo esto
están las influencias de los rangos superiores en cuanto al manejo de un país,
la obsolescencia como biberón político y económico, mientras crece la economía
de un país, crece el país en si, esa es la supuesta ideología, con dinero el
país avanza.
La naturaleza tiene un ciclo y las industrias pueden evitar este ciclo mediante los químicos altamente tóxicos que son utilizados en fábricas.
La naturaleza tiene un ciclo y las industrias pueden evitar este ciclo mediante los químicos altamente tóxicos que son utilizados en fábricas.
Para finalizar, una
importante connotación acerca de la relación entre la tecnología y la
obsolescencia programada. Si no existiera tecnología no existiera obsolescencia
programada, simplemente dependen la una de la otra para funcionar, son un
equipo y son creadoras de si mismas y mutuamente. Nuestro sistema nos trabaja
con un control mental y nos olvidamos que los medios son un producto más de la
obsolescencia, son manipulados y son vendidos a consumidores también, es decir
que somos consumidores de la información también y por tanto de a tecnología
que está presente y resulta indispensable en esta época de nuestra vida, todo
funciona en base a la tecnología manipulada por el hombre. Nos venden
entretenimiento y se olvidan de cosas que nos aporten positiva e
intelectualmente. La obsolescencia construye las ideas sociales a modo que le
convenga a la economía, es decir si tiene que satanizar, menospreciar o ponerse
en contra, lo hará con todo aquel producto que se vaya en contra del sistema,
sacando del camino todo aquello que puede ser amenaza o perjudicar el manejo
económico en cuanto a producción y consumo de un país fomentando siempre la
idea del dinero como felicidad.
En cuanto a lo cultural,
es simple, la cultura de una persona se construye en base a contexto, formación
social, marco de referencia, historia, origen y miles de otros factores que
debemos conservar en nuestras raíces, pero lamentablemente problemas como este,
afectan a la identidad y al autoestima de una persona, cada vez se depende más
de objetos banales, y esto es la causa y a la vez consecuencia de la ruptura
entre relaciones humanas y sociales, conexión con la comunidad, tierra, uno
mismo, cosas tan sencillas que el consumismo ha remplazado. Otros de las
razones de porqué la obsolescencia afecta a la cultura es precisamente por la
pérdida de persona o identidad que también se da por la información no filtrada
que puede atacar tu psique. La influencia del espiral de la vida limitada de un
producto en la mente humana, la obsolescencia programada incorpora mensajes
banales en la mente y los controla para así manejar como títeres a los
individuos. Al crear productos, inyectándoles una enfermedad terminal de poco
tiempo de vida, atacan nuestra mente y todo nuestro comportamiento también, por
el simple hecho de pertenecer a una sociedad y tener que regirse, digerir o rebelarse
contra normas impuestas y no justas muchas veces.
Los seres humanos somos animales
civilizados que nos diferenciamos de especies tan similares a la nuestra como
lo son el chimpancé por tan solo tener la capacidad de transformación y la
hemos aplicado tanto positiva como negativamente para nuestras vidas a largo o
corto plazo. A lo largo del tiempo el hombre ha buscado las maneras de
subsistir y sobrevivir creando mecanismos y herramientas que los ayuden a
superarse y salir. Ahora en la actualidad podemos hablar del ser humanos como
el más poderosos creador y destructor de monstruos y fenómenos que muchas veces
son posibles crear más no destruir como este gran factor que controla nuestra
vida económica diaria, la obsolescencia programada.
Al reducir el consumo y la producción
sanamente podemos liberar tiempo para desarrollar otras formas de riqueza que
tienen ventaja de no agotarse al usarlas, hay algunas maneras de poder combatir
esto con instrumentos más poderos que las máquinas, como el conocimiento.
Mientras tanto nos seguirán manipulando y convirtiendo en dependientes de la
supuesta innovación que tiene como trasfondo construir una sociedad cada vez
más consumista y despilfarradora, empobreciendo el criterio y conocimiento de
la gente, tan solo engañándola para que con su plata se enriquezcan tan solo
las empresas y personas más ricas.
Nos ocultan y esconden las cosas, nos
confunden y es así como después solo existe una gran confusión entre la
realidad que es y la realidad que nos venden, todo lo que está a nuestro
alrededor esta calculado y maquillado para ser visto por nosotros y para lucir
invisible hacia nosotros, la economía un arma de doble filo, la obsolescencia
programa un arma de uno solo, crear máquinas adictas al consumo sin importar
nada más que obtenerlo todo.
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